Para el contexto chileno, me gustaría que fuera menos desigual, con mayores oportunidades para quienes menos las tienen. Un Chile que entre sus prioridades tenga la salud y la educación de calidad, con instituciones que se enfoquen más en generar personas íntegras por sobre máquinas de producción, y con instituciones que realmente se encuentren establecidas para el servicio público en las cuales la taza de café y la copucha con el colega no tenga mayor prioridad que el adulto mayor que lleva hora y media esperando que avancen dos números para un trámite de cinco minutos.
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