La enajenación de la relación humana con la naturaleza es uno de los daños más grandes que puede existir a nivel ambiental y de expectativa de vida.
Está enajenación priva y rechaza la cosmovisión indígena como válida, cuestiona su relación de respeto con la naturaleza.
Promueve la visión de bien de los bienes naturales comunes como recursos para satisfacer una expectativa económica de carácter autodestructiva con la biodiversidad.