Me imagino un futuro donde las fronteras físicas han pasado a segundo plano, más no las culturales: todas las naciones de nuestra América son increíbles en su riqueza cultural. Es entonces cuando estemos orgullosos de nuestro legado y convencidos de nuestro rol protagonista que nos depara, es entonces en ese preciso momento que comenzaremos a trabajar unidos en búsqueda de un futuro nuevo y mejor para nosotros y nuestros hermanos. Suena idílico aunque las posibilidades están ahí, esperando a la vuelta de la esquina a esta generación para que tome las riendas. Quien sabe si alguno de nosotros es el llamado a ser el próximo gran científico, artista o estadista quien, a pesar de las injusticias que abundan en estas tierras, resuelva trabajar para entregarles mejores oportunidades a los que vendrán. La herramienta es la educación, una fuerte inversión debe ser realizada sobretodo en nuestro país donde este derecho es concebido como un bien de consumo y la inversión en ciencia representa un porcentaje cada vez menor del PIB. Esta inversión y la búsqueda de talentos que debe realizarse nos permitirá en 10 años o menos ver resultados en la productividad académica y económica de la nación, lo que trae consigo por supuesto mejores condiciones de vida para todos. Esa, señoras y señores, es la receta del éxito para las naciones de nuestra América. Una Latinoamérica unida en su búsqueda de justicia y libertad.
0
UwU